"Todo es veneno, nada es veneno. La diferencia está en la dosis". Esta frase, asignada al alquimista Paracelso (1493-1541), es una de las bases de la toxicología. Y aunque algunos lo relacionan con la homeopatía, no tiene nada que ver. Pero la homeopatía es otra historia...
La piel de los anfibios es un órgano complejo desde el punto de vista morfológico, bioquímico y fisiológico que cumple muchas funciones importantes para la supervivencia de los animales, tales como la respiración, regulación del agua, la excreción, el control de la temperatura, la reproducción, el camuflaje. También cumple una misión de protección como antidepredadores, antimicrobiano, y defensa antihongos. Las glándulas de la piel de anfibios granulares son el sitio donde se produce la síntesis de una amplia gama de compuestos químicos cuyas categorías principales son las aminas biógenas, los esteroides, los alcaloides y los pépticos. En 1992 se aisló de una rana venenosa ecuatoriana, llamada rana flecha tricolor, un alcaloide mucho más potente que la morfina.
Imagen: wikipedia.org |
Algunas características de esta pequeña rana son:
Nombre común: rana flecha tricolor.
Nombre científico:Epipedobates tricolor.
Descripción: Color rojo con bandas claras que van desde el blanco hasta el turquesa. Cuanto más vieja, la coloración roja es más intensa.
Hábitat: Bosques de montaña en zonas próximas a agua.
Alimentación: Insectívora (termitas, hormigas, escarabajos, grillos y arañas).
Pero, ¿qué es un alcaloide?... Los alcaloides son compuestos químicos muy variados de difícil definición. En general se definen como compuestos básicos, que contienen nitrógeno, de origen animal o vegetal presentando con frecuencia estructuras complejas e importantes propiedades farmacológicas. Ejemplos de alcaloides son: la morfina, la quinina o la nicotina.
Morfina |
Epibatidina |
En el caso de la rana flecha tricolor, el alcaloide detectado fue la epibatidina. La importancia de este alcaloide es que su poder analgésico es, como mínimo, 250 veces mayor que el de la morfina pero tiene una gran ventaja: no produce su efecto secundario al no provocar adicción. La obtención de este alcaloide fue un verdadero problema. En primer lugar, la cantidad que produce una rana es pequeñísima, y por tanto, inviable para emplearlas en el laboratorio. En segundo lugar, si pensamos en criar la rana en cautividad nos encontramos con un curioso problema: ¡No produce la epibatidina! La razón no se conoce con exactitud pero puede estar relacionada con las condiciones ambientales o que la rana en cautividad no se siente amenazada y no sintetiza el alcaloide para defenderse.
La solución para poder trabajar con esta sustancia fue ir a la síntesis química en el laboratorio. Prácticamente, un año después de ser descubierta, ya se habían logrado varias rutas para sintetizarla en el laboratorio pero en la actualidad sigue siendo una sustancia muy cara de producir. Además, como hemos indicado, esta sustancia es tóxica y hay que tener muchísimo cuidado con la dosis si no se quiere producir un efecto mortal. Por ello, el reto de los laboratorios de investigación es crear análogos moleculares, es decir, variaciones estructurales de la epibatidina que conserven el poder analgésico (en mayor o menos proporción) pero que no posean su toxicidad. Uno de esos análogos moleculares fue la tebaniciclina que se sintetizó por primera vez en 1997. Sin embargo, a pesar de su éxito inicial no se llevó a cabo su desarrollo farmacológico al producir serios problemas a nivel gastrointestinal.
La solución para poder trabajar con esta sustancia fue ir a la síntesis química en el laboratorio. Prácticamente, un año después de ser descubierta, ya se habían logrado varias rutas para sintetizarla en el laboratorio pero en la actualidad sigue siendo una sustancia muy cara de producir. Además, como hemos indicado, esta sustancia es tóxica y hay que tener muchísimo cuidado con la dosis si no se quiere producir un efecto mortal. Por ello, el reto de los laboratorios de investigación es crear análogos moleculares, es decir, variaciones estructurales de la epibatidina que conserven el poder analgésico (en mayor o menos proporción) pero que no posean su toxicidad. Uno de esos análogos moleculares fue la tebaniciclina que se sintetizó por primera vez en 1997. Sin embargo, a pesar de su éxito inicial no se llevó a cabo su desarrollo farmacológico al producir serios problemas a nivel gastrointestinal.
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